A Rafael y Manuel, A mi Ángel de la Guarda
Nos fue imposible departir en persona y recurrí al teléfono, me decía que una vez más estaba contento y satisfecho de lo realizado para los hermanos de la Pollinica.
En sus palabras, en la voz del artista se denotaba su sensibilidad, trazaba en la conversación el esbozo de su obra.
“Tengo que decirte José María que no he querido dañar al cuerpo del Nazareno, me conmueve tanto dolor, que no puedo verlo lacerado por la sinrazón”.
Sus pinceles no querían golpear al Rey de Reyes, su trazo vuelve a anunciarnos una nueva estación.
Malagueño por los cuatro costados, aunque su partida de nacimiento indique que fue la vecina Granada la que le vio nacer, este artista vuelve esta noche a Alhaurín de la Torre dejando en vuestro patrimonio una tercera obra. Maestro de las artes, eligió la pintura como forma de expresión e ingresó en 1960 en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, teniendo como profesor a Rafael Revelles.
De la mano de los padres dominicos completa su formación en el Convento de la Asunción de Calatrava en Almagro. Enamorado del azul de Málaga y de todos sus rincones arribó en ella para quedarse por siempre en 1979 desde entonces y hasta ahora ha dejado volar libre su imaginación y no ha cesado en llenar de arte las paredes de numerosos rincones de nuestra tierra. Sin ir más lejos con los que ha venido hasta vuestro pueblo, destacando también sus pinturas para Zamarrilla, Gran Poder, Piedad o el Santísimo Cristo de la Sangre.
Se incluye en el nuevo realismo figurativo que vino a nacer en Málaga a finales del S.XIX. Hombre cristiano y sensible, huye en sus obras del dramatismo y de la tragedia. Desarrolla una pincelada pequeña, con una gama de colores tenue y vaporosa en la que predominaran los colores pasteles, azules, ocres y grises.
Encomendada tiene la tarea de enseñar sus dotes, y bien saben de ello en las escuelas del Ave María donde imparte su sapiencia artística. Este malagueño en todos los sentidos como se define, no tardó en elegir la obra que este año anunciará en vuestras calles una nueva estación del Vía Crucis, recordaba al Jesús del lago Tiberiades, al Señor de la Bienaventuranzas una vez más era un recurso para soslayar la tragedia por eso evitó desfigurarlo a pesar de haber recibido y aceptado su sentencia.
A lo lejos, el cielo se cerraba tras la sentencia, presagiaba el dolor, el llanto y la cruz. Pilatos presentaba a la muchedumbre al Señor y le condenaba a muerte en la primera estación del Vía Crucis. Andrés Tristán Pertiñez Carrascosa es el artista del que les llevo unos instantes hablando, que tomando los evangelios ha revestido al Señor con la túnica color púrpura y hoy lo presenta a Alhaurín de la Torre, al fondo de ese cielo que se cierra verán la luz, la de la Resurrección y la de un nuevo Domingo de Ramos.
Sr. Hermano Mayor, Andrés , querido hermano archicofrade suban a descubrir la obra.
La mañana:
Los recuerdos del año anterior no le han dejado dormir, se acostó pronto porque a estas jornadas se debe llegar descansado y antes de dar el beso de buenas noches a sus padres en el salón volvió a entrar a la pequeña habitación donde planchada y sobre una silla reposaba su mejor tesoro, todo estaba a punto, solo faltaba que el reloj anunciase su llegada.
Ya se encargó el abuelo de relatarle como fueron aquellos Domingos de Ramos en los que al Señor se saludaba con palmas pero no podía contemplarse sobre su trono. Han pasado casi dos décadas y el sueño se ha hecho realidad.
Sigo contando domingos, sigo mirando a la luna y arrancando hojas a este calendario que ya nos acerca para encontrarme con la mañana soñada, con la cita fijada, con tu mirada, con la paz de tus ojos y con la esperanza de tu vuelta.
Seguimos Tú y yo citados a un nuevo amanecer de palmas y de olivos, de reencuentros y de cálidos abrazos.
Las golondrinas se apresuran a anunciar lo que un gallo lejano proclamaba hace un rato, despunta una nueva mañana y el Sol vuelve a acariciar al Jabalcuza, vuelve a repetirse el ciclo, pero este día no es el mismo.
Abrió deprisa la puerta y contempló por unos instantes la imagen del día anterior, la túnica, los guantes, los zapatos y la ilusión que le hace abrir de par en par el balcón de su casa para que la luz de este día inunde cada rincón.
Detén la mañana del domingo,
Que Alhaurín no despierte,
Que quiere seguir soñando,
Danos hoy tu paz, Señor de la Pollinica
Hoy, me asaltan los recuerdos, me ha ganado el pulso la memoria y me trae de nuevo envuelto en sueños mis primeros Domingos de Ramos, aquellos a los que aún aguardo como el joven infante espera a que amanezca la mañana de Reyes.
Entoné el Hossanna y caminé portando una palma para después tomar los varales no muy lejos de aquí.
Hoy vengo a vuestra casa a solicitaros la venia para anunciaros lo que os llega.
Pedir la venia al cielo, que hoy todos quieren estar los que se marcharon con un sueño por conocer y los que vieron crecer esta fraternidad desde el paraíso.
Hoy, una pléyade de palmas anuncia tu gloria.
Ya lo dijo Marcos, de aquel día en el que el hijo del carpintero salió a sembrar, aquellas semillas son hoy esta fraternidad nazarena que ya se hace mayor, una cosecha de Dios de la que hoy disfrutan los cofrades de Alhaurín.
A la gloria de la misma gloria, a la luz de una mañana que luce como ninguna otra.
Dicen que la primavera ya llegó, pero yo os digo que la primavera en Alhaurín entra el Domingo de Ramos.
Despierta del sueño alhaurino que llegó tu día, que el Portón se ha hecho primavera, que revolotean los vencejos y perfumadas de geranios andan las esquinas, que llegó el tiempo de la luz y que el Señor viene hecho un chiquillo subido en la borriquita.
El Hijo de Dios llega bendiciendo y entre los que bendice también se esconde alguno que lo aparta de su vida, quizás será hoy el momento del reencuentro.
Vísteme deprisa padre porque se me escapa el tiempo, que a su cita no quiero faltar, que llevo un año esperando y quiero ver de nuevo al hijo de Dios saliendo del Portón.
Que ya comienza todo, que no quiero seguir esperando, que este sueño de pasión ya es realidad y se hace de día, que ya es Domingo de Ramos.
Ve despertando, muy despacio, muy despacio que parezca que nunca estuviste dormida, amanece el tiempo de la luz.
“Alégrate Alhaurín, que ya es Domingo de Ramos, que el Señor viene a verte”…
Rvdo. Sr. Cura Párroco y Director Espiritual –
Señor Alcalde-Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre
-Sra. Diputada Provincial.
– Corporación Municipal.
-Representantes de las diferentes fuerzas políticas locales
– Sr. Hermano Mayor, Junta de Gobierno y hermanos de la Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de los Dolores “Los Moraos”.
-Sr. Hermano Mayor, Junta de Gobierno y hermanos de la Real y muy Antigua Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz y Nuestra Señora de la Soledad “Los Verdes”
-Autoridades civiles y militares.
-Sra. Juez de Paz.
– Asociaciones y Colectivos de Alhaurín de la Torre.
Pregoneros de anteriores ediciones,
Estimado presentador
-Hermanos y hermanas en Cristo,
Querida Laura…
Quería tener tu obra cerca y por eso abrí mi intervención con ella, quería que aquella amistad que nos unió hace muchos años a los pies de la Esperanza no me faltara en el escenario, gracias hermano Andrés.
Gracias querido José Manuel por tus hermosas palabras, no es la primera vez que tus sentidas alabanzas le abren plaza a este humilde aprendiz que quiere seguir bebiendo de las fuentes que tú has creado con tantos otros. Hace dos años en el Vicente Aleixandre me esperabas sobre el escenario para dejarme el atril y una medalla para un hijo que contaba semanas, hoy tiene dos años y un nuevo hermano, y ambos sueñan cada noche al amparo de la Madre Auxiliadora, quedan en buenas manos.
Gracias por tu cariño y afecto, que siempre te guarde la que de celeste y rosa viste tu vida, que el crucificado de las Penas siga entregándose por ti cada vez que lo busques y que San Juan Bosco te lleve de su mano.
Gracias a todos los que han confiado en mi persona para que esta noche mi humilde voz os anuncie la gozo que llega. Gracias.
¿A que huele la gloria? Bien lo sabéis ustedes hermanos míos, la gloria huele a mañana de Domingo de Ramos, a querubín perfumado que estrena rebeca y zapatos nuevos, a hebreo revestido como aquella primera mañana de palmas.
Esa es la gloria, vuestra gloria la que todos venimos a proclamar, Ven Señor Jesús de la Paz, no tardes, expectantes aguardamos a que las manecillas marquen la hora fijada, a que despunte el alba y la veleta indique que nada ni nadie va a mover el viento, las tinieblas y los oscuros nubarrones ya marcharon para anunciar la triunfal llegada.
Y no tarda en llegar el domingo del pellizco en el alma, el de las prisas y el del cielo, el domingo del amor y el de la misa de palmas, el de la primera procesión, el de la mirada joven y el de las viejas pupilas desgastadas por los años.
Vuelve todo a citarse en la misma mañana, en ese despertar se aúnan las esperanzas de todo un año, quizás de toda una vida.
No tardará el niño que todos fuimos en correr el visillo para ver cómo se asoma por la sierra el Sol en esa mañana, la más querida, la más anhelada, la más soñada, la mañana.
Déjate llevar, despierta de ese sueño que te llevó por un largo verano y un crudo invierno, vuelve a mirar la estampa que guardas en la cartera de esta Madre de ojos grandes que hoy te llama a su presencia.
En esa estampa joven infante se resume tu vida, déjate llevar, deja volar como la cometa que agarrabas con fuerza para que no marchara, al igual que la cometa los días pasan, los años nos regastan pero siempre quedan ellos.
Hoy se emociona el padre, la madre y los abuelos, se emociona hasta la vecina que lo vió crecer cuando hoy lo ve revestido con hábito nazareno. Despierta nazareno, despierta penitente, respóndeme a todo lo que un año llevo preguntándome, ¿porque esta mañana es la más grande del calendario?
Se abre la puerta del Portón como se abrió ante el gentío aquella de Jerusalén que hoy permanece cerrada, los niños se apresuran a mirar al Señor engalanados y estrenando sueños, parece hasta que le aprietan a sus madres y abuelos las manos porque no quieren perderse ese instante, orgullosos ellos de tenerlos atados a la historia, a esa que también les enseñaron a ellos sus antecesores.
No quedará un padre que sin suspirar esa mañana en Alhaurín, no quedará una madre sin emocionarse.
Vas deprisa a la calle a encontrarte con los de siempre, pero en un día diferente, a llenarte de amor, de paz y de esperanza a pintar con los pinceles de Andrés un nuevo Domingo de Ramos.
A ver de nuevo a tu hijo, a tu sobrino o a tu nieto sabiendo que ellos seguirán esta tradición que tú le enseñaste.
Los sueños están para cumplirse y pronto volverá a ser Domingo de Ramos. Alhaurín de la Torre Alhaurín de la Torre es esa pequeña urbe que crece a pasos agigantados pero que no pierde su aroma de pueblo blanco.
Tierra que por enero honra a Sebastían, ese soldado de Dios que entregó su vida martirizado y que hoy viene para quedarse y para seguir a su Señor cuando las puertas del Domingo se abran de par en par saludando al que de Alhaurín hoy hace un Jerusalén.
Acudiremos a tu encuentro, al igual que lo hizo el Divino Salvador para recibir el bautismo con el agua de este bendito lugar que hoy florece como la primavera.
Seremos testigos por junio del primer bautismo, ese que también nos abrió a todas las puertas del cielo.
Contemplaremos aterrados tu muerte alzado por brazos de nazarenos de uniforme que te rezan desde cualquier lugar del mundo a redoble de tambor, ahora te anuncias entre cuatro hachones para darnos vida a pesar de que tu Soledad parece infinita en ese instante en el que te mueres en la oscura noche alhaurina.
Bendice Señor Nazareno estos días que llegan y de tu diestra llévanos a tu lado, alivia nuestros Dolores y llámanos a tu presencia en la noche del amor fraterno en la noche de tu entrega a todos en la plaza de tu pueblo.
Ni el beso de un traidor que ahora se esconde entre la muchedumbre que te saluda se acongoja al contemplar tu paso, te besará para que se cumplan las Escrituras, para que todo se consume cuando ya no se escuche el rumor de esta mañana, cuando se firme la mayor sentencia de amor de la historia, la de dar la vida por los suyos, sentencia que nos debe seguir atronando en el interior.
Y ahora dame tu mano nazareno, déjame conocer tu pueblo, enséñame quien vive en esta casa que se de sobra que se aferra a su mirada cuando el Señor la bendice.
Dile al Soberano de Alhaurín de la Torre que me diga porque sufre esa abuela si el Señor ya la ha bendecido, porqué suspira ese joven que viste de verde esperanza su mirada, que le pasa si ya la Señora ha implorado por su pena. Y ahora dime porque todos sonríen con tu llegada, es la Gloria maestro, es el Jerusalén de este Alhaurín que hoy hago mío con vuestro permiso el que os regala una nueva mañana de sueños.
No tardéis en prepararos y antes de que esta Cuaresma acabe, acudir a contemplarlo al Sagrario, reconfortaros con el regalo de la penitencia y preparos cuerpo y alma para la gloria que os llega.
No debe tardar en redoblar el tambor, ni la corneta reluciente en anunciar que las palmas han poblado vuestras calles.
Dale nazareno a esa niña una estampita del Señor de sus desvelos, que quiere tenerlo cerca.
Y que nadie se ponga delante que ya viene la cruz guía, que en esta mañana se emociona hasta el que pregona las almendras y el que vende los globos. Por esa puerta entra el que te pidió por su abuela y hoy la trae del brazo recuperada, trae un ramo de flores y en su habitación una vela iluminó tu estampa.
En aquella casa vive la señora que te pidió por su marido, ahora son los dos los que desde el balcón te ven pasar.
Hoy de vuestra mano sigo siendo el mismo niño que ahora tiene la tarea de enseñar a otros dos que ya te mira con cariño.
Que estas líneas no son más que una letanía de alabanzas a lo que habéis creado en este rincón de nuestra tierra.
Que en mis alforjas no quedó nada, que en este alfeizar de madera hoy dejé mis desvelos para pregonar vuestros sentimientos.
Que envolví en una madeja las emociones y las he ido soltando como zarpa el galeón que transporta a vuestra Esperanza, que he pespunteado por estas líneas aquello que me dijeron, pude ver y hoy os anuncio.
Que hoy soy vuestro para deciros que la espera se acorta, que el Señor llega para quedarse, que no cerréis la puerta como ya hicieron en Jerusalén, que aquella por la que llegó el Señor se abre aquí esta noche para invitaros a la gloria, a esa amalgama de deseos que se fusionarán en pocos días.
Que el Dulce Nazareno montado en el pollino, a pesar de divisar la muerte en muy pocos días, sigue dando paz, sigue trayendo esperanza.
¿Hay algo más grande que ver al Señor caminar?
Ven a Alhaurín de la Torre y con una palma en la mano recíbelo como merece el Hijo de Dios, lo verás cargar con la Cruz y colgar de un madero como si de un malhechor se tratara, para el Domingo subir a los cielos y reinar eternamente.
No soy alhaurino pero hoy con vuestro permiso me he sentido uno más, he puesto a prueba el latir de este corazón en cada uno de vuestros rostros sabiendo como aquí se tejen las emociones y se respira amor fraterno, hoy quiero llevarme para siempre vuestro afán por seguir soñando, vuestra ilusión por ser grandes y vuestra alegría de cada mañana de Domingo de Ramos, estandarte de una semana que viene a poner los cimientos de nuestra vida, cantera inagotable de prometedoras ilusiones, tesoro de vuestro pueblo, hoy soy si el Señor y la Virgen así lo quieren, un alhaurino más.
Juventud nazarena:
Antes de que tus manos te aten y el tronco de esa palmera se convierta en leño de vida, quiero verte sonreír en tu mañana.
En la eterna mañana de la juventud, como ese tesoro que a ustedes os estimula a seguir, esa cantera inagotable de hermanos que hoy y siempre harán grande esta corporación.
Que el Niño de la Esperanza, siempre les bendiga y guie por los senderos de la vida.
Que esos albaceas que preparan tus cultos no se cansen nunca, a los que hoy sueñan con portarte llévalos de tu mano a tus varales, que los hermanos que arriman el hombro jamás fallen, a los que con rifas y loterías empujan para seguir de frente, que nunca desistan, que los mayores sigan alumbrando el camino, que al que lo necesite y pida ayuda nunca le falte el apoyo de la Pollinica, ser siempre su Esperanza.
Estos tiempos que nos han tocado vivir…
Es tiempo de salir a las periferias, como nos pide nuestro Santo Padre, a los cruces de camino de esta vida que cada día resulta más complicada, de la que muchos se empeñan en apartar a la única certeza, al Señor.
De complicar lo que ya estaba, de borrar de un plumazo tradiciones o de poner zancadillas a los que queremos estar cerca del Señor.
La vida…ahí la vida, ahora se mide en miles de seguidores y en un puñado de caracteres, al Rey de Reyes solo le hicieron falta doce para crear esta inmensa familia que hoy conocemos.
Es el momento de buscar al Señor en cada uno de ustedes y llevarlo a todos los que os rodean, incluso a los que lo apartan de su vida y han construido sus días sin contar con su infinita presencia.
Es tiempo de evangelizar, de dejar signos en nuestros días, estamos llamados a hacerlo y no solo vale con sacar tronos a la calle y bien sabéis ustedes de lo que os hablo.
Volcados andan los cofrades de esta tierra con las necesidades que ahogan a los suyos.
Ahora que los crucifijos sobran desde hace algunos años, que la Misa molesta en la pantalla y que agachamos la cabeza cuando la penuria nos acecha os invito a contemplar al Nazareno, mirar al Hijo de la Esperanza, mirar al Rey de la Paz que el hablará en vuestros corazones.
No os pedirá nada a cambio, pero os promete la gloria. Hoy volverá a llamar a nuestra puerta y no lo vamos a dejar pasar.
Solo tú, Esperanza Azucena temprana, Rosa de San Sebastián, perfume de jazmín, no pienses en tu Calvario, piensa en la Gloria tu eres nuestra Esperanza.
Y cuando la vida aprieta, que nunca ahoga, se tú nuestra ancla, nuestra fuente de salvación, guíanos a buen puerto y llévanos ante Jesús, no nos dejes nunca naufragar.
Te miro y no me canso de verte, muchacha Tu nombre es mi abrigo y el escondite de mis confidencias Orgullosas tus hijas te mecen con cariño agarrándose a lo último que queda de un Domingo de Ramos que ya toca a su fin y te trae de regreso a tu templo.
Hijas que ya se cuentan por más de cien las que con decidido paso te vitorean y llevan sobre sus hombros por las calles de tu pueblo, este año no faltarán a la tradición y para estrenos el de un nuevo trono para la madre del Rey de Reyes. Mocita de mis amores, rosa temprana que ahora floreces, que a pesar de ser en unos días azucena marchita seguirás siendo la luz infinita de esta tierra que te venera y que se felicita al verla en la alegre mañana del Domingo de Ramos, siempre tras sus pasos, ahora con tus hijas no perdiendo de vista al Hijo del carpintero que ya bendice a la multitud que hoy ha salido a su encuentro.
Llegan de todos lados para cumplir la señera tradición.
No decaerán las fuerzas jamás a tu lado, seguiréis siendo nuestra Paz y nuestra Esperanza, la alegría de nuestros días, el tesoro de nuestros mayores y el bien más preciado de los que llegan para dar testimonio de lo que aconteció en aquel primer Domingo de Ramos cuando las puertas de Jerusalén se abrieron como hoy lo hacen las del Portón.
Nos llamas a tu presencia para reconfortarnos y darnos aliento.
Aquella fría noche pórtico de la Navidad en la que los villancicos se tornaron en alabanza, besé tu mano y te conocí de cerca.
Ya me habían hablado de tus hermanos y de lo que estos cofrades sienten porque tú los lleves de tu mano.
Llevas por nombre el de mi madre, y para siempre quedaste en mi corazón desde aquel 18 de diciembre pasado.
Sueña madre mía, Esperanza de los mortales, goza en esta mañana y recuerda aquella infancia entre virutas y consejos de San José, ya quedará tiempo para que el luto vista la sonrisa que hoy esbozas.
El azul de esta luz volverá a besar tu mejilla, Virgen de la Esperanza Y cuando la vida se parta, cuando el dolor nos aceche y no nos deje avanzar, que siempre veamos tus ojos, Esperanza.
Pescador de hombres
En mi barca no traigo ni oro ni espada y mi corazón se ha vaciado de palabras para rezarte en esta noche que ya anuncia tu eterna Gloria. Tendisteis vuestras redes y me pescasteis muy cerca de aquí para ser hoy uno más de los vuestros de los que atendieron a la llamada del Señor,
Ven y Sígueme, y lo siguieron.
Todos hablan hoy de un hombre, al que ustedes bien de sobra conocéis, me resisto a mirarle a sus ojos, porque en ellos anida la vida.
A horcajadas sobre un pollino nunca antes montado llega un Rey, veintiún siglos después nadie ha destronado de su trono al que cruzó la puerta de Jerusalén en la mañana del domingo camino de la gloria.
Centenares de emperadores y reyes han gobernado, pero ninguno ha reinado, solo Él, malditas guerras y desdichadas contiendas, se descubrió el nuevo mundo y se llegó a traspasar el celeste para otear lo que nos rodea, nada ni nadie han sido capaces de destronar al Nazareno, veintiún siglos después y así hasta la eternidad cuando el Niño de la Esperanza nos deje contemplarlo la historia seguirá repitiéndose para mayor gloria de Dios. Antes de que suene el “Pescador de Hombres” y los tronos comiencen a andar, antes de que la Plaza se llene de almas, antes de que por la calle Málaga avancen los devotos para llegar pronto al templo para ver el encierro y todo toque a su fin, antes de todo eso quiero invitaros a seguir con esta hermosa historia de amor, de paz y de esperanza, vuestra historia, vuestra Pollinica.
Seguir soñando porque eso os hará aún más grandes, con este nuevo trono, con ese centenar de mujeres que mecen a su Esperanza, con ese traslado de cada Viernes de Dolores, con esa juventud que impulsa vuestras ideas, con ese taller de bordados y con ese Vía Crucis que pronto completareis, al igual que algún día un palio deberá cubrir a la Señora, que sea de malla que quiero verle sonreír, que quiero ver al Sol piropearla sobre su palio.
Por eso en Alhaurín de la Torre, en este jardín muy cerquita del mar como aquel que conoció Jesús y donde eligió a los suyos tras una intensa jornada de pesca.
Se seguirán dando cumplimiento a las escrituras, se agitarán las palmas, y se colgarán colchas, se cortarán ramas de olivos como aquellas del Getsemaní que vieron al Señor llorar y se prenderán los cirios, el incienso perfumará los rincones y las mantillas formarán el cortejo, las cornetas engalanadas y brillantes anunciarán el más alegre de los desfiles, hoy es Domingo de Ramos y el Señor quiere entrar en Alhaurín de la Torre.
Dicen por la plaza que pronto saldrá a orar muy cerquita de aquí al monte de los olivos. Antes de que se haga de noche un traidor saldrá a su encuentro, antes de que el gallo cante y Pedro llore, antes de que te lleven maniatado ante un injusto tribunal te pido que nos guardes, que nosotros no te vamos a fallar a pesar de que muchas veces en esta travesía te separamos de nuestros días.
Ahora que vuelves a tu templo ante el jolgorio de la mañana soñada, ahora que el niño se ha hecho mayor y aquel que vestía pantalón corto y zapatos nuevos hoy te porta en sus hombros, ahora que el Domingo ya se acaba y se apagan las luces del día, no te olvides de tu pueblo, ten presente siempre al que te guarda en su cartera, al que te reza desde un calendario o te lleva grabado a fuego en su corazón.
Que no falte nadie a la cita, los papeles ya se repartieron y los que ese día llegan ya se agolpan para recibiros, que el Sol sea testigo que debajo de una palmera procesiona el Señor de la Vida, que las cornetas anuncien que llegan vuestros días, que las torrijas endulcen la espera, que los gorriones alcen al cielo la noticia, que el Señor llega para quedarse y nos entrega su Madre que vestida de Reina sale a saludaros, que el del algodón de azúcar lo anuncie ya, que alfombren las calles a tu paso, que tu abuela te coja el dobladillo de la túnica, que el cíngulo abroche tu pasión, que la bulla sea algarabía y alboroto al contemplar tu mirada.
Que cuando las puertas se cierren y todos marchen a celebrar en familia tan brillante jornada, Él seguirá con ustedes y vuestro sagrario será su morada.
No huyan con las prisas que nos aprietan que el Señor de nuestros días vive en Alhaurín.
Deprisa y emocionado llego de nuevo a su habitación, exhausto por lo vivido, feliz y reconfortado, abrazando a los suyos y contando por teléfono a los abuelos y tíos que había anunciado la llegada del Señor al Jerusalén alhaurino, que las emociones de la noche anterior se habían convertido en vivencias que guardaría todo un año como esa túnica que ya espera que la primavera haga estallar el azahar y marcar de nuevo el inicio de lo que nos conmueve, ese niño no lleva nombre porque somos todos, lo que ha vivido existe en cada una de vuestras retinas y es nostalgia de un pasado no muy lejano.
Hoy todos somos uno, somos esa muchedumbre que agita palmas y tiende alfombras a tu paso, que prepara un borriquillo para que lo montes y nos des la mano en nuestros días.
No nos abandones nunca Señor de la Paz y el Amor
María Santísima, se siempre nuestra Esperanza.
He dicho
“Tengo que decirte José María que no he querido dañar al cuerpo del Nazareno, me conmueve tanto dolor, que no puedo verlo lacerado por la sinrazón”.