Fue el pasado Viernes 26 de septiembre, en la parroquia de San Sebastián, ante los Sagrados Titulares de la Cofradía.
Por fin llegó el día.
El pasado Viernes 26 de septiembre en la parroquia de San Sebastián y ante la capilla de nuestros Sagrados Titulares, Ntro. Padre Jesús de la Paz y el Amor y María Stma. de la Esperanza, juró su cargo como Hermano Mayor de la Ilustre Cofradía del mismo nombre, José Ramos Ocaña.
Tercer Hermano Mayor en la historia de la Cofradía desde que se erigiera como tal en el año 2005.
Junto a él, juraron también sus cargos los miembros de la Junta Permanente y de Gobierno. (La composición de la lista puede verse en el apartado «Junta de Gobierno»).
El 26 de septiembre de 2014 será otro día que formará parte importante de la historia de la Ilustre Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Paz y el Amor y María Stma. de la Esperanza, denominada «Pollinica».
Oficiada por el Reverendo Padre Coadjutor de la parroquia de San Sebastián, Juan Loza, comenzó la celebración de la Eucaristía que iba a dar pie al acto de jura de cargos.
Un acto sencillo pero cargado de solemnidad que tenía como grandes testigos del momento a los siempre verdaderos y únicos protagonistas de cuantos actos realiza, en su honor, la Cofradía, Nuestro Señor de la Paz y el Amor y su bendita madre, María Santísima de la Esperanza, que, dicho sea de paso, lucía radiante vestida de blanco dispuesta a recibir a los hombres y mujeres, hermanos en Cristo, que se dieron cita para ser tomados en juramento.
Y allí estaban todos.
Serios, pero felices.
Serios por la solemnidad que el momento requería y felices por haber sido llamados para prestar sus servicios no sólo a las Sagradas Imágenes de la hermandad sino también a toda una forma de vivir desde lo más profundo de sus corazones la fe, la palabra y el sentir de un pueblo por la figura de Nuestro Señor Jesucristo, por sus tradiciones y costumbres, por el importante legado cultural que, con su juramento, están obligados a conservar para las generaciones que habrán de venir.
Y todos, al unísono, respondieron con un sonoro «Sí, juro», cuando de forma colectiva respondieron a la pregunta que, como establecen los Estatutos de la Cofradía, formuló el Secretario de la misma, José García Martín, quien tras ello fue el primer hermano en hacer juramento de su cargo para dar fe después de todos y cada uno de los hermanos y hermanas de la cofradía que habrían de hacer lo propio sobre el reclinatorio dispuesto y con la mano sobre las Sagradas Escrituras.
Y a bien que lo hicieron. Libres y gozosos y prestos a formar parte de una historia, la de nuestra Cofradía, que volvía a escribir una página especial para ese libro que, algún día, alguien, deberá escribir dentro de muchos años.
Y así, de la forma más solemne y sencilla, por fin, tomaba posesión de su cargo como Hermano Mayor, José Ramos Ocaña, al que como mandan los cánones, tras su juramento, previamente bendecida junto a un hermoso crucifijo que perteneció a nuestra difunta hermana Ana Rull y que le fue entregado a la Cofradía por su expreso deseo de manos de su hijo Santiago, le fue impuesta la medalla de Hermano Mayor por su predecesor en el cargo, José Manuel López Rodríguez, que, hasta ese momento, presidía el acto junto al Director Espiritual de la Cofradía, Juan Loza, y que acabó fundido en un emotivo abrazo con «Pepe Ocaña» haciendo de esta bonita forma oficial y simbólicamente el «traspaso de poderes» y que los asistentes supieron reconocer con un sonoro aplauso.
Desde su borriquita, Nuestro Padre Jesús de la Paz y el Amor, a buen seguro que esbozó una sonrisa por ver como, a pesar de todo, nosotros sus hijos e hijas, siempre anteponemos el sentido de la hermandad a los egos personales que nunca traen nada bueno. Y que lo hacemos de la mejor manera posible: con un abrazo, con un aplauso que reconoce la labor realizada del que deja su cargo y el calor con el que se recibe al que lo toma.
Sin distinciones, sin diferencias.
Uno a uno, llamados por el Secretario, sellaron su juramento y con él un compromiso de lealtad, trabajo y dedicación para con la hermandad que los acoge y a la que pertenecen. Un juramento que implica fidelidad a la Iglesia, obediencia a la Jerarquía, cumplir y hacer cumplir fielmente las Reglas de la Cofradía, cumplir fielmente con cuantos deberes representa el puesto para el que se ha sido designado, sentir marcado interés por los objetivos de la Cofradía y manifestar con ello una actitud de servicio al bien común.
Por delante ahora se abre un nuevo camino que recorrer y que, como siempre, traerá momentos muy especiales, buenos y no tan buenos que, como siempre también, habrán de superarse siendo partícipes de un mismo proyecto, siendo simplemente, hermanos, procurando cuidar mucho aquello que una vez fue un sueño y que hoy, con el esfuerzo y el amor de quienes formaron y forman parte de la cofradía, es una hermosa realidad.
Y desde el cielo, junto a Nuestro Señor, a buen seguro que tan bien fue testigo de excepción aquel a quien más se echó de menos en tan magno acontecimiento.
Aquel que, emprendedor de toda esta ilusión, nos dejaba hacía ese mismo día cuatro meses, nuestro hermano fundador Francisco Pérez Peral, nuestro «Paco Peral», y que sin duda alguna también se alegraba y mucho de ver como un amigo, sí, un amigo, tomaba en sus manos tan importante y gran responsabilidad.
A nuestro nuevo Hermano Mayor, ánimo y mucha suerte y por su juramento, y el de todos, amén de cumplirlo, que Dios Nuestro Señor y su Santísima Madre os lo premien; y, si no, os lo demanden.