El pregón de Fray Antonio Larios será recordado entre los mejores y más profundos, religiosos y poéticos de la Semana Santa de Alhaurín de la Torre. El cartel de Andrés Tristán también excelente.

(José Manuel de Molina). Este viernes noche se celebró el pregón del Domingo de Ramos para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Paz y el Amor en su entrada a Jerusalén y María Santísima de la Esperanza, Pollinica de Alhaurín de la Torre. Una velada bien organizada con el agrado que siempre tienen estos cofrades, con un bello escenario presidido por la cruz guía con otros elementos como la biblia, un cáliz y pan en recuerdo de la Eucaristía, y en los extremos el guión de la hermandad y el cartel anunciador, éste escoltado por dos impresionantes hachones.

 

Abrió el acto la Banda Municipal de Música dirigida por Rául Rubia que interpretó “Himno de Coronación de la Virgen de la Esperanza” de Artola,  el precioso “Pescador de Hombres” de Gabarain y finalmente el Himno de Alhaurín de la Torre del maestro Javier Torres, que fue seguido por el público puesto en pie.

 

Tras el concierto José García Martín recordó importantísimos hitos vividos en la cofradía como los premios recibidos del Foro Cultural Raíces y Horizonte y la concesión de Hija Predilecta de Alhaurín de la Torre, comenzando la parte principal del programa con el pregonero del año pasado, Joaquín Pérez, al que se le vio las ganas de exaltar de nuevo la Semana Santa y a punto estuvo de pasarse de su mero papel de actor secundario, «cedo un testigo que me quedaría para siempre», pero no, dio paso al pregonero 2011, Antonio Larios Ramos, un fraile dominico que se presentó vestido como tal, lástima que nuestro apreciado párroco Reinaldo Aguilera huya tanto de los hábitos y acudiera vestido de nuevo con su carismático jersey a rallas.

 

Pregón
El pregón que dio Larios fue excepcional, profundo, religioso como era de esperar, a veces pensaba uno que estaba asistiendo a una catequesis, otras a una homilía, pero siempre ante un cristiano que irradiaba felicidad y amor por Dios y sabía transmitirlo, algo imprescindible para anunciar precisamente que ya falta muy poco para celebrar la entrada de Jesús en Jerusalén.

 

Pero el dominico se mostró también como un poeta excelente, intercalando a lo largo de su extenso pregón unos versos que tenemos completos gracias a que nuestro director Javier de Molina estuvo atento a pedirle el texto y que merecen ser editados para que todos nos regocijemos con su lectura, como en estas estrofas que entresacamos para no alargar demasiado esta crónica:

 

“Salid , niños de Alhaurín,
y jugad con los arreos
de la pobre Pollinica
que es el trono del Eterno”

(…)

“Y vendrá entonces, sobre peanón, canastilla de fulgidos soles y recamadas lunas, el triunfo de un Cristo que anuncia su pasión llena de sangre redentora”.

(…)

“Y vendrá entonces, porque tiene que venir, quedándose en la humildad de un pan que se parte, y un cáliz hecho de sangre que se desparrama por la vida”

(…)

“Salid, niños de Alhaurín, 
salid, salid a su encuentro.
¡Alzad las viejas compuertas,
abrid, abrid, os lo ruego, 
que en Alhaurín esta tarde
va a entrar el Rey de los cielos!

 

Como vemos un rico vocabulario que es también para saborear, con referencias constantes a la Eucaristía “en el trigo que muere”, la entrada triunfal y la eucaristía que dijo, “al mirar al tríptico de la Palabra de Dios podremos sentir que un día el misterio del Cristo de la Paz y del Amor, se hizo presencia absoluta y real en la oscuridad dorada del sagrario, donde siempre nos aguarda y espera. Este es el sentido del pregón, esta es su clave, esta es su esencia”.

 

Agradecido por los aplausos de las casi 300 personas que llenaban el auditorio, “…entre aplausos y olés que es el amén de Andalucía, cuando Andalucía se encuentra ante Cristo y María”, Fray Antonio seguía recitando para el regocijo de los que en silencio atendían sus palabras, pero no piensen que era sólo un recital poético, era un recital de dulzura, de amor, de sabiduría, -si me permiten el plagio-, recordando a Jesús y María.

 

Cartel anunciador

Larios introdujo también la obra de su amigo, compañero de estudios y dominico seglar, Andrés Tristán Pertiñez, natural de Granada y establecido en Málaga, que ha desarrollado su inquietud artística como discípulo de Ruiz Juan y que presentó una obra limpia, con pinceladas pequeñas y colores vaporosos plena de tonos dorados , que describe la entrada de Jesús en Jerusalén ante el pueblo hebreo y con las murallas de la ciudad de fondo, en el estilo del nuevo realismo figurativo.

 

Siguió de nuevo el pregón, otra parte de su estructurado discurso, aunque ya el cansancio se iba notando en algunos presentes, más cómodos en pregones festivos y populares que en estos donde hay que prestar toda la atención. De nuevo las referencias a la entrada mesiánica en Jerusalén ahora con el hilo conductor del Evangelio de San Juan, llegando hasta la Resurrección, y siempre con la simbología del trigo, repitiendo incluso frases de los libros sagrados: “En verdad os digo: si el grano de trigo cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”.

Continuó con más y más alabanzas al “pan gloria bendita” para volver al Domingo de Ramos, recrearse en estrofas sobre la Última Cena, y finalmente, imaginar que ya tiene la Pollinica a su Virgen de la Esperanza para dedicarle una serie de versos, con el cambio del lógico color verde al celeste que representa en Alhaurín, que finalizó de maravilla con esto:

 

Señora de la Esperanza,
Virgen de blanco y de celeste,
blanco de luz y alegría,
celeste de trigos y fuentes.
Señora de la Esperanza,
no tardes mucho,  prométeme.
¡Que los campos de Alhaurín
están soñando con verte!”

 

Tras la entrega de un merecido agradecimiento al pregonero, el hermano mayor José Manuel López Rodríguez intervino para hacer balance del año cofrade  con referencias a los nombramientos honoríficos para la Asociación Reding y a la Academia Ruiz Juan, y agradecer tanto esfuerzo de su junta y sus hermanos, con especial mención para las mujeres de la Pollinica.

 

Después se llamó a varios fundadores para recibir un escudo de oro, “por su amor y entrega total a la Pollinica”, fueron en una primera tanda Francisco Pérez Peral, Antonio González Ramos, Jose García Martín y Joaquín Villanova Rueda. El alcalde no desaprovechó la oportunidad para acudir al micrófono, pero estuvo breve gracias a Dios, porque la noche se estaba alargando, y destacó que estaba muy orgulloso de “pertenecer a vuestra familia”.

 

A continuación se llamó para similares reconocimientos a Santiago Gutiérrez Rul y Juan Ignacio Castillo Martín, presidente de la asociación pro -hermandad y primer hermano mayor respectivamente, que tanto tiempo dedicaron para crear esta cofradía tan puntera.

 

La anécdota divertida de la noche fue el momento de prender los escudos en las solapas, que costaron más de lo previsto.

 

Honores
Continuó la noche con la lectura de las actas donde se nombró “mayordomo de honor del trono” al grupo de recreación histórica Suizos de Reding nº 3, de la Asociación Cultural Teodoro Reding, cuyo presidente Jon Valera subió al escenario para recoger diploma y cuadro con el Sagrado Titular. Valera recordó la sorpresa de la primera vez que salieron en 2008 y recalcó que era un honor dar guardia al Señor de la Pollinica. Merecidísimo reconocimiento sin duda para este grupo que no puede ser más serio, más elegante ni más formal, acompañamiento que surgió para recordar a los “armaos” del antiguo Paso en vivo y que hoy tienen un papel singular en nuestra Semana Santa.

También merecido el nombramiento a la Academia Ruiz Juan como “Hermano Mayor Honorario”, por tantas donaciones y colaboraciones con el tesoro pictórico de la hermandad.

 

Saeta
Finalmente hubo tiempo para el cante de la Semana Santa por excelencia, la saeta, que interpretó el saetero Rafael Sánchez con gran acierto.

 

Se puso broche final así a una noche inolvidable, pasando los asistentes a disfrutar un ágape en la escuela de hostelería de Alhaurín de la Torre, para comentar los momentos vividos.

 

Fotos y textos www.diariolatorre.es

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